Delectura

La paciente silenciosa Alex Michaelides

Atraviesa apresuradamente sus primeras 350 páginas como si huyeras en medio de la tormenta para que puedas cobijarte bajo las 20 últimas. En ese pequeño espacio encontrarás lo que necesitas para saber por qué Alicia Berenson asesinó brutalmente a su marido, si es que lo hizo. Y no, no es un spoiler.

Pero detente, no aligeres. Aquí hay algo más.

Olvídate del ‘determinismo’. Ese ‘sin lugar a dudas’ que envuelve toda esta historia. Niega el impacto sobre el agredido y su evolución al agresor. Deja de lado la teoría del odio transmitido, el abandono y la falta de amor. Rechaza todo lo referente al padre despótico narcisista y la bondadosa madre neurótica y depresiva. Despréndete de la idea del pasado insoportable abriéndose camino al presente, de la predestinación de una mala infancia madurada. No creas en la necesidad de ser querido y aceptado ni en la búsqueda de la felicidad… Porque, en mi opinión, otros thrillers han sido más hábiles a la hora de contarlo sin narrarlo.

¿Qué es entonces ese algo que tiene La paciente silenciosa?

Son sus pinceladas y las notas al margen. Son las palabras escondidas en la narración y que dibujan el silencio las que no te deben pasar desapercibidas.

Alicia y Theo, el terapeuta que intenta rescatarla, se resisten a la memoria construyendo mitologías sobre sus recuerdos. Ellos sufren la reacción de los perdidos en la paranoia de sus propias transferencias y reflejos.

Su silencio es el de las personas jodidas, heridas, temerosas de su egoísmo y angustiadas por su inevitable supervivencia. Y el coro formado por Max Berenson, el primo Paul, la tía Lydia Rose o el galerista Jean-Felix Martin o el doctor C. West entonan la supervivencia de las ratas, las que saltan y las que se agarran y desgarran a las demás mientras creen salvarse.

Aquí se cuenta el descenso de los dioses y el ascenso de los monstruos. Al que busca entre el cielo y el infierno solo le queda la esperanza.

Se narra la mortificación de aquellos pensamientos que no van a ninguna parte. Y que se quedan atrapados en las pesadillas del recelo y suspendidos en la sospecha que acecha en un ¿Y si?. Y mientras tanto, se trata de recomponerse y sobrevivir.

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Comentarios publicados

Por libros como este, son la razón por las que adoro los thrillers psicológicos. Lo recomendaría para aquellos que disfrutan de este género… Un buen libro que merece dar el salto a la gran pantalla, y sino al tiempo.

Mr. Joe

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