Delectura

Requiem Wallander Henning Mankell

«Un hombre que ha sido granjero durante más de 40 años y que se ha doblegado sobre el peso del barro de Escania no usa la palabra Amor cuando habla de su esposa(…)»
Asesinos Sin Rostro, H.Mankell. Trad. Dea Marie Mansten y Amanda Monjonell Mansten. Tusquets Editores, SA 2005

Esto es lo que encuentras cuando lees la primera novela de la serie Wallander.

Las sutilezas rompen rutinas, costumbres que se suceden día tras día y que convierten lo inesperado en un misterio. Henning Mankell con esta saga redefine lo extraordinario.

Y así en sus novelas vemos como el tiempo, la existencia, la ocasión y el clima se entrecruzan irremediablemente. Son constantes que en la saga bailan danzas a diferentes ritmos. H. Mankell tratará temas tan variados como la soledad, los peligros de los avances tecnológicos, la marginación en una sociedad supuestamente perfecta o el terrorismo.

La sociedad sueca es retratada sin reparos, el modus vivendi de zonas rurales es descrito sin aderezos. La situación de los refugiados que buscan asilo político y la concepción del ‘extranjero’ son temas que veremos en Stieg Larsson y la trilogía Millenium y nos los volveremos a encontrar en las primeras páginas de The Snowman, del noruego Jo Nesbo. La permisividad de las leyes suecas que posibilitan que ‘cualquiera’ y por cualquier motivo pueda cruzar la frontera, sean el narcotráfico o el crimen organizado la finalidad, son el trasfondo y escenario de crímenes que serán resueltos no sin pagar, en ocasiones, un precio muy alto.

Todo tiene lugar en Skane , el sur de Suecia. Las historias se contruyen alrededor de Ystad, una población cercana a Malmo, puente de Copenhague. Las nieves, las primeras y las últimas; el deshielo; el devenir y lo que lleva consigo; el viento y las tormentas; el frío del amanecer y el calor repentino preceden, acompañan y concluyen 10 historias perfectamente construidas.

Kurt Wallander es un detective divorciado que trata por todos los medios de defenderse contra el recuerdo. Wallander siente una profunda rabia y vergüenza por haber sido abandonado.Está herido al ver que su esposa está preparada para cambiar todo su pasado por una vida en la cuál él no aparece ni como un recuerdo. El deconsuelo es acrecentado por las difíciles relaciones, silenciosas y esquivas, que mantiene con su hija de 19 años y su padre.

Kurt Wallander escucha ópera. La Traviata, Fidelio, Rigoletto o Aida le proporcionan paz y un lugar al que acudir para buscar consuelo. En las novelas de esta serie el coro formado por los compañeros de Kurt se va tejiendo poco a poco. Las relaciones se van definiendo sin prisa pero no por ello con menos intensidad.

A diferencia de Martin Beck y su estimado Lennart Kohlberg de la serie de novelas de Maj Sjöwall y Per Wahlöö, y muchos otros ejemplos que podríamos citar, a Kurt no lo acompaña nadie, es un personaje solitario que interactúa sin compartir. Aún así, la saga nos deja perlas de incalculable valor como las apariciones de Rydberg, su mentor; Sten Widen su amigo perdido y por qué no, los inestables y débiles lazos que le unen a las mujeres.

Estas son sus novelas (me reservo el derecho de dedicar un apartado para El hombre inquieto, la última entrega).

Asesinos sin rostro (Mördare utan ansikte, 1991), es una excelente introducción de lo que está por venir.

Los perros de Riga (Hundarna i Riga, 1992), una trama ligada al crimen organizado desde las Repúblicas Bálticas.

La leona blanca (Den vita lejoninnan, 1993), trepidante novela que nos traslada del sur de Suecia a Sudáfrica. Terrorismo y teorías conspirativas con un desenlace que marcará la saga de ahora en adelante.

El hombre sonriente (Mannen som log, 1994), el personaje clásico de una novela de este género, The Mad Man, aquél que basa su existencia en la insignificancia de la vida humana (la de los otros), y que define como grandeza todo lo que le hace temible a los ojos de los hombres. Wallander al final se preguntará si hay límites para la maldad.

La falsa pista (Villospår, 1995), esta novela recupera la marginación y las marcas que dejan determinadas situaciones en la infancia. En cierto modo, casi diría que hay algo de Gerónimo en… Lisbeth Sallander.

La quinta mujer (Den femte kvinnan, 1996), las dos caras de la justicia. Es sin duda una de sus mejores novelas. De principio a fin. Sin más.

Pisando los talones (Steget efter, 1997), una historia protagonizada por el ‘loco’, considerado como aquél que no encaja en ningún lado, el que acaba estallando en una incontrolable violencia. Existe una dimensión social en la novela, algo así como la advertencia del colapso de una sociedad que entiende la brutalidad como parte de los acontecimientos diarios.

Cortafuegos (Brandvägg, 1998), donde se manifiesta la inquietud por un crecimiento paralalelo: innovación tecnológica y vulnerabilidad. Todo está cambiando y Wallander se siente viejo y cansado.

Antes de que hiele (Innan frosten, 2002), el fanatismo religioso como telón de fondo. Se trata de un fanatismo parecido al que veremos en Aurora boreal de Åsa Larsson. Personajes preparados para castigar, sacrificar o asesinar a todo aquél que se interponga a sus creencias y obsesiones. El aliciente de esta novela es la presentación oficial de Linda Wallander.

Y hasta aquí. Esta es una de las mejores y más recomendables series de novela negra.

La saga ha terminado. Toda historia tiene un inicio y un fin. Y es que al final,… Vivimos a la espera de lo inevitable.

Requiem Wallander.

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Comentarios publicados

Que grande Mankell! Bien por esta reseña. Suerte.

Pedro

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