Delectura

Gente normal Sally Rooney

Gente normal
Un verano atípico. Parte II.

Ya había adelantado que este había sido un verano atípico y también había advertido que la combinación Calypso y Gente normal era algo imposible. Pero igual que las interacciones personales no tienen un patrón definido a veces las conexiones emocionales no responden a una lógica evidente.

¿Qué coño es la normalidad? Ninguno encajamos en ninguna parte dice Lou, el padre de Sedaris.

De eso se trata. Gente normal es todo menos una novela ‘normal’. La he tenido en el punto de mira desde que fue publicada. Pero no me había atrevido con ella hasta que salió la traducción. Creía que cualquier matiz era importante, apreciar el tono, la palabra y la pausa. Y así ha sido.

Es de un frío que quema. Y no es únicamente por cómo Sally Rooney se acerca de forma tranquila a las diferentes formas de amor y el perverso deseo de dominación con el que puede ser confundido; ni por cómo difumina amablemente los lazos de la amistad y la familia por duras que sean las manifestaciones de menosprecio; ni por como el drama adolescente con su ingenuidad y crueldad se apodera naturalmente del relato abordando las profundidades de la depresión y el extrañamiento con sutileza; ni tan siquiera por cómo estructura delicadamente el difícil encaje de dos personas en un tiempo azaroso y caprichoso… Lo que me ha sumido en un estado de letargo absoluto es su voz.

Marianne Sheridan proviene de una familia adinerada de Carricklea. Es fuerte por necesidad, independiente por supervivencia y callada por voluntad. Pero a la vez es incapaz de preguntarse quién es o qué quiere hacer con su vida, y se convierte en observadora e intrusa de todo lo que transcurre a su alrededor.

Connell Waldron es el buen hijo de una madre soltera de Carriklea, el chico inteligente que cae bien a todo el mundo y vive al otro lado de la prosperidad. A Connell lo conmueve la literatura, es la imaginación del lector la que le ayuda a entender a las personas.

Para Marianne Connell es precioso, para Connell Marianne es radicalmente libre.

Vivir en el cuerpo y el corazón de esta pareja dejándote impresionar por su intimidad; advertir en el ritmo de su respiración y en el vacío de sus silencios cada gozo y cada sufrimiento es conmovedor y extraordinario. Lo que existe entre ellos no es tan solo química, es una sintonía física perfecta y un impulso indescifrable por una comunicación total. Tienen un punto de vista diferente de la existencia, pero buscan la misma autenticidad y visibilidad.

Esta ventana singular de tiempo, capítulos en días, semanas y meses consecutivos en un escenario de instituto y universidad son seis años de dos personas que se alejan para poder acercarse de nuevo, para seguir siendo con una personalidad propia. Es como mínimo curioso encontrarse parafraseando a Sedaris para describir lo que me transmite Gente normal. Connell y Marianne esquivan la dificultad de su relación y cierto resentimiento. Continúan porque han entendido que solo existen de verdad en la complicidad del otro.

Gente normal es un regalo, la juventud parece querer conquistar la madurez, por un incesante deseo que caigan las hojas de un árbol perenne o como el anhelo de que cambie lo inmutable.

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Comentarios publicados

Me gustó muchísimo este libro de Sally Roonei, es como ver una serie de estas rápidas a las que te enganchas desde el primer minuto

Ner71

Gente Normal!!!! Me lo terminé en un día. De lectura muy fácil y rápida, aunque tampoco es para tanto la «fama» que tiene.

Alba Chispa

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