Delectura

El hombre de arena Lars Kepler

¿Cómo resistirse a una novela que lleva el título de uno de mis cuentos favoritos de E.T.A. Hoffmann?

Perturbaciones mentales y terror en la fantasía inquietante de la ensoñación. Eso esperaba yo. Y también buscaba disfrutar del escalofrío de la tormenta; experimentar el estado incomprensible y misterioso de lo más profundo de la naturaleza humana (sí, esto es de Dagoberto en El huésped siniestro, también de Hoffman… ¡Me pone los pelos de punta!). En mis peores pesadillas el hombre de arena tiene los pies pesados.

De acuerdo, Lars Kepler no es Hoffmann. Pero no le falta delirio.

Joona Linna es el inspector de la Policía Nacional de Suecia que junto a su compañero Samuel Mendel atrapó a Jurek Walter. Un asesino que secuestraba y mantenía ocultas a sus víctimas durante años. Enterradas en ataúdes y metidas en bidones. Torturadas hasta convertirse en seres inanimados, mientras sus familiares enloquecían por el abandono, la pérdida y la soledad. Jurek Walter está encarcelado en la Unidad de Máxima Seguridad de Löwenströmska en régimen de aislamiento. Nadie debe acercarse, nadie debe escucharle, nadie debe atreverse a mirar a través de la claridad de sus ojos, a menos que quiera acabar perdiendo la cordura y permanecer el resto de su vida en la más profunda de las tinieblas.

Linna está convencido de que Jurek tenía un cómplice y de que su sadismo es tan solo la punta del iceberg. Detrás de tanta crueldad tiene que haber un propósito. Y más desaparecidos, más muertes y más víctimas silenciadas. Como Samuel, como él.

En cierto modo sí es un cuento de fantasmas y de autómatas. En medio del puente de Igelsta, una sombra temblorosa, alienada y enferma huye del Hombre de Arena. Es Mikael Kohler-Frost. El hijo del famoso escritor Raider Frost que desapareció sin dejar rastro hace trece años.

Carlos Eliasson, comisario jefe de la Policía Nacional y Verner Zandén, comisario jefe de la Policía de Seguridad van a necesitar algo más que el talento, el instinto, los conocimientos y las habilidades físicas de Joona Lina. Van a depender de Saga Bauer, una joven policía tan brillante como temeraria y temperamental, para que se infiltre en la unidad psiquiátrica donde Jurek Walter está recluido. Es una misión desesperada e imposible, pero la investigación no avanza y se acaba el tiempo para encontrar a la hermana de Mikael, Felicia, que con suerte sigue con vida olvidada en una cápsula de hormigón, sus ojos llenos de arena y desesperación. Saga guarda la suficiente oscuridad interior como para enfrentarse sola a un manipulador de la mente y las emociones, pero esta novela se alimenta de los miedos, y se cobra muy caro el precio de la esperanza.

La nieve que cae dentro y fuera lo empapa todo, mezclándose con la sangre (mucha) y con el lado oscuro de la razón.

Adictos al nordic noir, si aún no habéis leído nada de las cuatro manos de Lars Kepler, algo me dice que esta puede ser una buena manera de empezar. Sobre todo si tenemos a la vista Lazarus, la próxima entrega de Lars Kepler que vuelve a poner en primer plano esta cruzada en la siembra del caos, o la restauración del orden, como quiera que sea el caso.

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Comentarios publicados

Una lectura bastante buena y con mucho gancho, que me evocó al suspense y tensión vivida años atrás, con el Silencio de los Corderos y el protagonista Hannibal Lecter. Todos los libros de esta serie son increíbles, pero El hombre de arena es sin duda el mejor.

Flores

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