Delectura

Sobre los huesos de los muertos Olga Tokarczuk

Sobre los huesos de los muertos de Olga Tokarczuk me ha fascinado y me ha dejado perpleja.

En una región montañosa del suroeste de Polonia en la frontera con Chequia, cercana a los Montes Mesa y alejada de todo, el invierno se hace largo. Cuando se suceden una serie de muertes en situaciones extrañas, el invierno, además, resulta inquietante. Cuando una ingeniera retirada que da clases de inglés insiste en afirmar que se trata de asesinatos, que los animales están haciendo justicia, ese mismo invierno se vuelve misterioso; y el ambiente, tenso.

En ese pueblo sin nombre llamado de modo coloquial Luftzug (Corriente de aire), el invierno siempre es agotador y estéril.

La sinopsis advierte que en esta novela hay un subtexto ecologista, que es un retrato de la sociedad local y que cuestiona tanto la falta de respeto por la naturaleza como el radicalismo ambientalista. Yo creo que cualquier depredador de novelas, así en general, debería considerar un desvío en su camino, éste, y andarlo calzándose unas válenki. Tres motivos por los que a mí me ha merecido la pena por orden de aparición. El primero, la maestría narrativa, es indecente. El segundo, si te va el género negro, aquí yace todo un submundo en un crepúsculo eterno. El tercero, para mí el más importante, Janina Duszejko.

La historia de la señora Duszejko es la de «un fantasma hecho de dolor» que hace sus rondas por los campos y eriales cuidando las casas de los inquilinos que llegan en verano. Es la de un cuerpo tranquilamente enfermo que conduce su Samurái por la meseta luchando cual Don Quijote contra los molinos. Es la de una mujer que hace horóscopos para saber qué es lo que se puede esperar de la gente y que bautiza a las personas con nombres que las representan mejor que los de nacimiento. Nombres que acuden a la llamada de una imaginación poderosa: Pandedios, Gandul, Abrigo Negro, Padre Susurro, Buena Nueva o Pie Grande.

«(…) los pies nos conectan con la tierra, como nos relacionamos con ella, la manera que tenemos de aplastarla y tocarla nos define. Pie Grande era una especie de demonio. Atrapó un corzo con uno de sus lazos, lo descuartizó y se lo comió. Y el demonio castigado se ahogó con uno de sus huesos.»
Sobre los huesos de los muertos, Olga Tokarczuk. Trad. Abel Murcia. Ed. Siruela Nuevos Tiempos, 2019

Duszejko es solitaria, perspicaz, directa y esquiva. Y traduce a Blake.

«Guía tu arado sobre los huesos de los muertos»
«Drive your cart and your plow over the bones of the dead»
William Blake, Proverbs of Hell, en “The Marriage of Heaven and Hell” (1790)

Apoptosis. Al mundo se le caen los pétalos. Hemos decidido qué criaturas son útiles y cuáles son inútiles. Hemos cruzado el límite de la crueldad humana, cada cosa que creamos está hecha de partículas de sufrimiento. Y hemos olvidado que lo grande está recogido en lo pequeño. Duszejko está ahí para recordárnoslo.

– Una vez tuve dos perras que prestaban mucha atención a que todo fuera repartido de forma justa: la comida, las caricias, los privilegios. Los animales tienen muy desarrollado el sentido de la justicia. Recuerdo su mirada cuando yo hacía algo incorrecto, cuando las reñía inmerecidamente o no cumplía lo prometido. Me miraban terriblemente disgustadas, como si no pudieran entenderlo en absoluto, como si yo hubiera violado una ley sagrada. De ellas aprendí una justicia absolutamente básica y real.
– Callé por un instante y después añadí: Nosotros tenemos una forma de concebir el mundo y los animales tienen una forma de sentirlo, ¿sabes?.
Encendió otro cigarrillo.
– ¿Y qué pasó con ellas?
– Están muertas.

Sobre los huesos de los muertos, Olga Tokarczuk. Trad. Abel Murcia. Ed. Siruela Nuevos Tiempos, 2019

Durante la noche, te desvela el monólogo constante sobre la prisión que ejercen el cuerpo y el alma, si es que existe. A la luz del día, te agita una peculiar visión sobre la esclavitud como dependencia de aquello que ansiamos a toda costa y que creemos nuestro por derecho; y sobre lo que verdaderamente está a nuestro alcance poseer o imaginar. La trama deja migas de pan, pero cuando te das cuenta los animales se las han comido todas. Esta novela es incisiva y es excéntrica. Un ciclo turbulento y desconcertante: tristeza, ira y tranquilidad. Tristeza por la muerte y su esencia como celebración de vida. Ira como estado de clarividencia y sabiduría. Tranquilidad como estado de liberación.

Tipos jupiterinos, cazadores furtivos y saqueadores… Los corzos, las liebres y los perros se están cobrando la revancha y van a por vosotros.

«El mal había creado el mundo, el bien tenía que destruirlo».

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Comentarios publicados

Buen libro aunque no es de lectura fácil. Al saber que ganó el premio Nobel, decidí leerlo… Si eres de esas que les van los ambientes bucólicos, amante y defensora de los animales y además te van los thrillers de corte «policial», es una historia que inevitablemente te atrapa. ¡Hala pues, que paséis un buen día!

Marita Bravo

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